Devocional
Hebreos 7:1-17
por Andrés Chinchín
“No constituido conforme a la ley del mandamiento acerca de la descendencia, sino según el poder de una vida indestructible” (Hebreos 7:16).
Desde el principio, la humanidad a necesitado un redentor. Aquel que nos libere de nuestros pecados y nos dirija en perfecta comunión para con el Padre.
Es así como estos versículos nos recuerdan la historia de Melquisedec, el sacerdote que bendijo al padre Abraham después que este derrotase a los reyes Quedorlaómer, Amrafel, Arioc y Tidal (Genesis 14:17).
Melquisedec era un hombre que no tenía ni principio ni final, como un Dios, probablemente la pre-encarnación de Jesucristo mismo.
El escritor de Hebreos nos dice que Jesucristo es sacerdote en el orden de Melquisedec, y que su linaje es más que cualquier linaje sacerdotal humano; por eso, solo él pude librarnos de nuestro pecado completamente y restauran nuestra relación con el Padre.
Para pensar:
El sacerdocio de Jesucristo no tiene ni principio ni final, y él es capaz de salvar completamente a todos los que se acercan a él.
Oración:
Gracias Señor por tu salvación; por tomar parte en nuestras miserias, y restaurarnos completamente en ti
Amén