Devocional
Hebreos 10:8-18
por Andrés Chinchín
“Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado” (Hebreos 10:18).
Durante el antiguo pacto, el pueblo de Dios debía hacer sacrificios para expiar sus pecados. Estos sacrificios eran repetidos anualmente—y durante ocasiones específicas—ya que no podían limpiar enteramente del pecado. Sin embargo, la venida de Jesús nos introdujo a una nueva relación con Dios, y nos limpió completamente y para siempre de nuestro pecado, escribiendo su ley en nuestros corazones.
Para pensar:
En los momentos en los que nos vemos acosados por el recuerdo de nuestros pecados, podemos tomar fuerza en el hecho de que Jesús ya ha pagado por ellos, y nos ha dado completa libertad.
Oración:
Gracias Señor por tu infinito amor y misericordia al ser tú el sacrificio perfecto por nuestros pecados. Santifícanos y enséñanos a vivir vidas de obediencia a ti.
Amén